Algo que les puede llegar a jugar en contra, es que son capaces de percibir y responder a múltiples estímulos simultáneamente adecuadamente, en detrimento de la capacidad de concentración prolongada sobre un mismo punto. En comparación con todas estas características, el hombre favorece un liderazgo de «tipo masculino» que se distingue por ser más comprensible y directo, sencillo y lineal. Se lo puede analizar en forma lógica. Un liderazgo «ideal», será aquel que logre fundir la intuición femenina con la contundencia y la linealidad del universo masculino.