
1) Pierde el medio a hacer el ridículo: Si piensas que algo va a salir mal, estás generando una ansiedad innecesaria. Organiza todo como creas que será mejor, no como pienses que les gustará a los demás. No olvides que, hagas lo que hagas, siempre habrá alguien a quien no le agrade. Y recibir críticas no es malo, debes aceptarlas.
2) Fomenta la espontaneidad: Si te paras demasiado a pensar lo que haces o dices, coartas tu creatividad. Disfruta del momento y no recuerdes errores pasados ni tenas pensamientos negativos. Actuar con naturalidad es cuestión de tiempo y práctica. Deja que salga tu toque personal con propuestas, bromas, chistes…
3) Sé participativo: Si te implicas, los demás te percibirán como colaborador y participativo. No te limites a ser público, únete al debate, intégrate con los demás….o al menos inténtalo. Si te da miedo ser el centro de la reunión, empieza por pequeños encuentros que te den seguridad. Intenta contar con él apoyo de alguien de confianza.
4) Prepara la situación: Te sentirás más seguro si conoces los gustos de los asistentes. Intenta descubrir durante la reunión. Un anfitrión debe estar pendiente de los enfrentamientos que puedan surgir para solucionarles. Pero, si un grupo no es participativo, no se puede hacer nada: no te frustres por ello.