
Cuando se ponen demasiadas expectativas en los demás es fácil que la decepción aparezca. Esperar mucho del otro puede, estar relacionado con pedirle que rubra carencias que tenemos y no reconocemos y que pertenecen a nuestra historia afectiva. Otro problema es cuando la otra parte tiene mucho que ofrecerte; eso puede hacer que creas que tienes poco para dar; entonces sobrevaloramos a la pareja y caes en la dependencia. Aunque hay diferentes matices, todos esperamos lo mismo: ser queridos tal y como somos y que el otro no nos pida más de lo que podemos dar.