A veces el origen del desequilibrio radica en no haber superado una experiencia traumática temprana que ha dejado como huella un terrible miedo a volver a sufrir. Ante todo, un peterpan tiene que concienciarse de su problema. Muchas de estas personas se tienen por encantadoras, y no son capaces de ver que están abusando de los demás. Sin embargo, ellos son los más perjudicados, por la soledad en la que puede desembocar su vida.