(continúa de La sensualidad: Despierta tus sentidos)
4. Saborea: Tómate tu tiempo para degustar cada bocado, mastícalo varias veces, trata de discernir los ingredientes que lo componen. Comer es uno de los mayores placeres de esta vida, y educar a tus papilas gustativas en el arte del disfrute es uno de los más grandes favores que podrás hacerte. Además, encontrarás que de esta manera te sacias de otra forma, una más deliciosa y menos glotona.
5. Fiesta de aromas: Hay personas muy susceptibles a toda clase de olores, especialmente, los corporales. Para ellas, la experiencia puede resultar a veces muy desagrable, pues sabemos que no siempre nos rodea el aroma de las rosas. Sin embargo, con un poco de entrenamiento es posible aprovechar el sentido del olfato hasta con sus desventajas: identificar un olor que no nos gusta en un alimento, un lugar y hasta en otras personas puede ayudar a que nos alejemos de algo que no es bueno para nosotros: desde una enfermedad o un producto en descomposición hasta alguien cuya «química» no sea compatible con la nuestra.
Sólo tendrás que poner atención en este esfuerzo ahora que te has propuesto realizarlo, pero verás poco a poco que tu sensibilidad se irá agudizando y realizaras cada una de estas actividades de forma natural. ¡Que disfrutes!