La sexualidad es como las lenguas, sostiene la filósofa y ensayista española Beatriz Preciado; «todo el mundo puedo hablar las que quiera, solo hay que aprenderlas». Cualquier argumento que sacuda la dicotomía masculino-femenino tiene cabida en los tiempos que corren. Ya no es todo tan celeste o tan rosa como en otras épocas; tampoco hay una necesidad imperiosa de definirse por uno o por otro color. En Estados Unidos, por ejemplo, el 14.4% de las mujeres jóvenes se identificaban como no heterosexuales en 2007 según un estudio publicado por la revista Archives of Sexual Behavior. La suba de la proporción de lesbianas y bisexuales es más que importante si se tiene en cuenta que el 2% de las damas que se definían como bisexuales penas cinco años antes.
En tanto, un estudio realizado en la Universidad de Cornell revela que los hombres jóvenes que se declaran gays o bisexuales no llegan al 6% publica el diario La Nación. En España, el 14.4% de los chicos y el 11.1% de ellas no se declararon heterosexuales el año pasado. La curva está en ascenso, la pregunta ahora es a qué altura se mantendrá estable.