La presentación del tema suscita razonables críticas feministas. Ya las oigo: “¿Y por qué no se ocupa de cuando la mujer es mucho más joven que el hombre?“ Para muchas mujeres de esta época, que podamos elegir la pareja según su edad y su deseo, es un triunfo. Los medios sensacionalistas clasifican de “asalta-cunas” a las que pasados los 30, 40, 50 y 60 años disfrutan de la compañía de hombres mucho más jóvenes que ellas. ¿Favorece o perjudica a las personas este cambio de costumbres? La licenciada Isabel Boshi nos da su opinión sobre el funcionamiento de las parejas hombre joven-mujer grande.
¿Qué temen estas parejas?
– Ella teme que la relación no perdure porque él se canse y se enamore de otra más joven. Lo temen las más maduras e inseguras de su encanto personal.
– Que a ella le deje de interesar el veinteañero y que haya invertido tiempo y esfuerzos para volver a quedarse sola con pocas chances de recuperar una relación, porque ya se siente grande.
– Todo depende de si la mujer apunta al erotismo, a la seguridad de formar con él una familia reposada o si experimenta una situación de intensa vitalidad.
– La mujer puede temer que se note su envejecimiento más que el de él, quien puede transitar hacia una elegante madurez.
¿Cuántas de estas parejas perdurarán?
No hay estadísticas sobre divorio, porque la mayoría son parejas de hecho, sin vínculo legal de convivencia. De manera que si hay separación, no queda registrada, an o ser que hayan tenido hijos y la información surja por los trámites legales de la tenencia, escolaridad de los niños, etc. Pero pueden durar años, hasta que uno de los dos anhele otros vínculos y la pareja se rompa. Esto provoca un duelo, como en todo quiebre de una relación. Pese a lo cual, las mujeres gustan de los más jóvenes son persistentes en su objetivo. Y van por más.
