Pero también cabe la posibilidad de que la pareja en estado de separación perpetua un día descubra que realmente quiere separarse. En ese caso, es preciso que sepa que así como hay parejas creativas y parejas que no lo son, también hay separaciones creativas y otras que no lo son. En una separación creativa, ambos protagonistas pueden abordarla sin rencor, al hablar de las incompatibilidades que no pueden superar, al llegar a acuerdos respecto de ellos mismos, de los bienes y de los hijos que les hagan más fácil y menos doloroso el trance y, sobre todo, al permitirles dar una etapa por cerrada, para poder abrir otra.
La separación no es una catástrofe existencial que nos quita y nos empobrece. Si se ha tenido un compromiso profundo y se ha vivido a pleno de a dos, la formación de una pareja siempre arroja un saldo positivo. La calidad de una relación no está dada por la duración sino por la naturaleza del vínculo. Lo importante, como decía Vinicius de Moraes es que «el amor sea eterno mientras dure».