La presentación del tema suscita razonables críticas feministas. Ya las oigo: “¿Y por qué no se ocupa de cuando la mujer es mucho más joven que el hombre?“ Para muchas mujeres de esta época, que podamos elegir la pareja según su edad y su deseo, es un triunfo. Los medios sensacionalistas clasifican de “asalta-cunas” a las que pasados los 30, 40, 50 y 60 años disfrutan de la compañía de hombres mucho más jóvenes que ellas. ¡Favorece o perjudica a las personas este cambio de costumbres? La licenciada Isabel Boshi nos da sus comentarios finales sobre el funcionamiento de las parejas hombre joven-mujer grande.
– El mapa mental (mapa del amor, diría el sexólogo neozelandés John Money) de la mujer que ama a los hombres mucho más jóvenes tiene como objeto de deseo a una imagen de muchacho mucho menor que ella. Y no por estar fijada al sexo genital.
– Se originaron tal vez en tempranas experiencias de la niñez en que se entusiasmaron afectivamente por amor a un niño, y para su sorpresa, desarrollaron sentimientos de atracción de pareja. Tal vez nunca lo llevaron a la práctica, porque es una relación prohibida.
– Pero en su etapa adulta, en un juego entre adultos consintientes nada hay prohibido, cuando las voluntades coinciden. A su vez, los jóvenes que prefieren mujeres mayores, también están obsesionados por figuras femeninas maduras. Y sus historias refieren a su enamoramiento de niños con su maestra, tía, abuela. Todas figuras nutricias.
– Nuestra cultura patriarcal reverencia aún a la pareja entre una mujer y un hombre mayor. Algunas mujeres de hoy en día rompieron ese mandato y tienen el «desparpajo» de elegir a quienes quieren, fuera del parámetro social de la edad. Usan su derecho a gozar con quien las hace feliz, el tiempo en que ambos convengan para compartir buenos momentos y para ayudarse a aprender a vivir juntos.
