Deseas vivir el sexo con libertad y apertura mental, toma nota:
Mima a tu pareja. La atracción física hacia la pareja, la calidad de la relación y la felicidad emocional influyen notoriamente en el disfrute sexual. Cuando se mejora la unión sentimental, progresa casi automáticamente la unión sexual.
Échale imaginación. Aunque cualquier postura sexual es buena para alcanzar el clímax, aquellas que facilitan el control de los movimientos y la estimulación genital son especialmente adecuadas.
Inventa fantasías. Hay que dejarse «poseer» por las fantasías que activan el deseo e incitan a la exploración de nuevas sensaciones. Los recuerdos o las invenciones son excelentes afrodisíacos. No hay que olvidar que el cerebro es el órgano sexual más importante. Además, las mejores fantasías no hay que cumplirlas, basta con imaginarlas. Toda su fuerza radica en regodearse con ellas, vivirlas, sentirlas, palparlas, olerlas…
Abandónate al placer. El placer sexual depende en buena parte de la capacidad de abandono individual, de sentir el momento, de dejarse ir, de sentirse fluir… El autocontrol impide disfrutar de momentos únicos. La tensión, el miedo a mostrarse y el estiramiento están reñidos con el placer.