Nos referimos, claro, a las maniobras lúdicas que puedas hacer previamente o durante el sexo, no a las jugadas emocionales que a veces usamos como estrategia y acaban lastimando los sentimientos de las personas. Siendo así, ¿a quién no le gusta jugar?
Aunque no lo creas, hay muchas personas que no son muy proclives a esta clase de disfrute. La timidez, el miedo, la inseguridad respecto al propio cuerpo o lo que el otro pensará son algunos de los obstáculos que pueden frenar el impulso de divertirse y arriesgarse un poco más durante el acto sexual. Si identificas que éste puede ser tu caso, aquí te damos algunos consejos para que te atrevas a dar el primer paso.
1. Mímate: Date un baño largo y calientito, perfúmate, elige tu ropa interior y exterior con esmero. El arreglo personal influye mucho en nuestro ánimo, así que arréglate lo suficiente para que te sientas a gusto contigo.
2. Habla, habla, habla: Una buena parte del sexo implica saber comunicarse. Lo ideal es que te acerques al juego sexual con una pareja en la que confíes, con la que exista el nivel de intimidad suficiente para que todo fluya con comodidad.
3. Diviértete: Divertirte también implica dejar claros los límites sin crear tensiones. Si algo no te gusta, déjalo claro, pero con humor y cambia el tema. Concéntrate en el presente, en tu cuerpo, en el placer de tu pareja. ¡Verás que jugar te encantará!