Podemos definir energía sexual como la fuerza erótica que lleva al encuentro íntimo. Si tuviéramos que pensarla con una comparación, sería como un grado de voltaje o volumen de sonido, que puede disminuir o aumentar de acuerdo cor, situación.
La energía sexual es, entonces, ese índice de intensidad que se le imprime a la relación íntima, pero no es algo inmutable e inmodificable: por el contrario, debe estimularse y trabajarse para que esté en un nivel adecuado y pueda generar satisfacción. Una energía sexual bien equilibrada, que ayuda al placer, es la que permite disfrutar de los beneficios integrales del sexo.