
Es difícil oír que él diga: «Me averguenzo cuando me dices que haga algo por los niños porque me siento suspendido como padre»; o ella: «Alzo la voz y respondo mal porque me enfada creer que ya no te importo». Estos miedos profundos se manifiestan de diferentes formas:
– con resentimiento y furia, culpabilizando a la otra persona (por la soledad o la vergüenza); centrándose en el trabajo para obtener un buen estatus social y profesional que desmuestre la valía.
– buscando la admiración y aprobación de otras personas; obsesiones o actitudes compulsivas, como comprar, comer o beber en exceso. Todas estas reacciones alivian el dolor momentáneamente, pero son «pan para hoy y hambre para mañana».