Muchos piensan que son destructivas y muchisimos por suerte piensan que refuerzan el amor.
Veremos los que piensan que son DESTRUCTIVAS
Las vacaciones, ya sean las de verano, las de Semana Santa o las de Navidad, son fechas para relajarse, disfrutar del tiempo libre y compartir momentos con la persona amada. Hasta ahí la teoría es perfecta y todo el mundo la comparte, peeeero, en la práctica, las vacaciones (sobre todo las de verano) a veces acaban conviriéndose en un período de discusiones, reproches,
broncas y distanciamiento de la pareja.
Las estadísticas son claras al respecto: las rupturas matrimoniales, o las relaciones de pareja se incrementan en la estación estival. Según el informe Evolución de la Familia, realizado por el Instituto de Política Familiar, una de cada tres parejas que se separa lo hace al acabar el verano. Cada año, se celebran cerca de 200.000 matrimonios en nuestro país, otros 50.000 se separan y septiembre es precisamente el mes estrella de las rupturas.
Psicólogos, abogados matrimonialistas y expertos en la materia opinan que el verano tiene un efecto destructivo para las parejas que arrastran problemas durante todo el año, ya que el aumento de tiempo libre que los cónyuges tienen que compartir acaba minando su paciencia y les lleva a la crisis emocional. ¿Será el calor las incomodidades de pasar varios días fuera de casa o mera coincidencia?
Generalmente los destructivos piensan que cuando una pareja ya tiene problemas de comunicación y las diferencias están cada vez más marcadas, irse de vacaciones lo único que consigue es que esas personas rompan del todo. En menos de 48 horas, las rencillas que estaban ocultas acaban saliendo a la luz con más fuerza que nunca. Durante las vacaciones no toleras ni un defecto de tu pareja.