Ser responsable significa que tomas tus propias decisiones según tu propio criterio, que confías en ti mismo y que no te dejas llevar por los demás. ¿No crees que merece la pena? Entonces, ¿cómo aprender a establecer nuestras prioridades?
El desafio no es administrar el tiempo, sino administrarte tú. Y hacer lo primero, primero.
¿Cómo conseguirlo?
Divide tus tareas en urgentes (necesitan una atención inmediata) e importantes (realizan una aportación a tus misiones, valores y metas). Aunque a veces lo urgente nos absorbe gran parte de nuestro tiempo, conviene actuar sin perder nunca de vista las cosas importantes. Sólo así conseguirás avanzar hacia tus objetivos.
¿Cómo lograrlo?
Haz una lista de las tareas o conductas que representarían un auténtico cambio positivo para tu vida personal o profesional.
Establece prioridades para realizarlas. Adjudica una parte de tu tiempo, la que consideres adecuada (unas horas al día, a la semana, al mes…) a ellas.
Así adquirirás una independencia que te permitirá decir «no» a los compromisos que no te interese con una sonrisa.