Nuestro hijo nos sorprendió haciendo el amor

pareja-37Los niños no tienen malicia y la mayoría de las veces lo que los induce a pensar que sus padres esta­ban haciendo algo que ellos no deben ver es la reacción de éstos: el nerviosismo, los mo­vimientos para ocultarse, la rapidez con que se tapan y las explicaciones no pedidas. Como norma general, si el pequeño no pregunta, es mejor no decirle nada; y si lo hace, debemos responderle con sencillez y sin extendernos en largas explicaciones que aún no pueden entender.

Sin embargo, hay que estar preparados, porque, a veces, la cuestión no surge inmedia­tamente. Pasado un tiempo, cuando les llega más informa­ción (por ejemplo, ven en la te-le a una pareja en la cama), lo relacionan con lo que han vis­to y pueden salir con cosas como: «¿Están haciendo lo mismo que hacían ustedes la otra noche?». Lo mejor es contestar tranquilamente que sí y seguir con lo que estamos haciendo.

Si el niño quiere o necesita saber más, seguirá in­vestigando y preguntando, siempre que esté seguro de que sus padres le vana con­testar claramente y sin eno­jarse. Para eso es importante no retarlo, por muy fuerte que nos parezca la pregunta (para él no lo es), no mentirle ni irse por la tangente con respues­tas del tipo: «Cuando seas grande lo vas a saber», «Los niños no preguntan eso», «¡Qué tonterías se te ocurren!’.

Lo importante es mantener la calma y reaccionar y contes­tar con la misma normalidad que si nos hubiera sorprendi­do depilándolos las piernas (pa­ra ellos es igual de raro).

Para evitar estas situaciones, lo mejor es tomar todas las medidas necesarias para preservar la intimidad. Ce­rrar la puerta del dormitorio y enseñarles a los chicos que, cuando está cerrada, hay que llamar y cuando está abierta se puede entrar libremente. Para que respete ese código, los padres tienen que actuar igual y llamar siempre a las puertas cerradas.

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