La reconciliación en la cama (II)

El sexo no arregla todo

Cualquiera fuera el caso, el sexo no es una pócima mágica capaz de borrar de golpe heridas, enojos y resentimiento.

Solo puede bajar el nivel de ansiedad, poner paños fríos, pero esto no es una solución definitiva.

Satisfacción = Postergación

No existe ninguna relación sexual que pueda sanar las heridas de una manera real y profunda. Esa satisfacción que se siente no es más que una postergación. Es como un reloj de arena: se acumula resentimiento, hasta que finalmente desencadena en un problema mucho mayor, incluso la separación.

Hacer el amor para reconciliarse, sin haber analizado y discutido racionalmente los problemas, genera una ilusión pasajera, al presumir que «lo malo ya pasó» sin evaluar objetivamente las razones del conflicto.

Es una clara evasión de problemas, que si se repite cotidianamente refleja una deficiencia en la pareja, la falta de comunicación y de honestidad. Lo más recomendable es que después de un conflicto y antes de pasar al dormitorio, la pareja intente hablar y averiguar por qué se pelean. Sólo entonces estarán listos para la reconciliación por medio del acto sexual.

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