Las malas interpretaciones ponen en peligro nuestras relaciones amorosas. Solución: establecer una comunicación fluida y sincera. El diálogo es la base: todo se puede hablar y negociar. Los psicólogos repiten que contra los conflictos es necesario hablar.
Poder expresar libremente lo que sentimos y lo que nos molesta garantiza la salud afectiva. Si dejamos pasar los problemas sin resolverlos, éstos se acumulan y acaban deteriorando la confianza. Debemos aprender a hablar, pero también a escuchar lo que nos dicen, aunque nos duela o nos disguste. En una relación hay que saber dar, pero también pedir.
Nuestra pareja no tiene por qué adivinar lo que deseamos. Si nos ponemos en su lugar, entenderemos mucho mejor sus reacciones e incluso sus sentimientos. Aunque a veces hombres y mujeres nos damos la espalda, los beneficios de unirnos están probados. Cuando Cupido acierta, los ojos nos brillan, la piel nos resplandece, tenemos más ánimo y autoestima… El hombre tiene su sensibilidad, y la mujer la suya. Y aunque somos diferentes, ¡por fin queremos entendernos! Lo inteligente es tomar las diferencias con humor y caminar juntos.