Fortalezca sus puntos débiles

Si tiene baja autoestima: piense que no es ni bueno ni malo; en todo caso, lo son sus acciones. No es una persona exitosa o fracasada, sino que hay cosas que le salen mejor y otras peor. Acierta y se equivoca como cualquier otro ser humano, incluso su manipulador. Comprenda que nadie tiene derecho a juzgarlo o valorarlo porque nadie es mejor que usted.

Si lo critican sin piedad: los manipuladores pueden atacar haciendo juicios sobre la valía de los demás, colocando etiquetas negativas para describir comportamientos ajenos, criticando lo que otros hacen pese a que ellos hacen lo mismo descaradamente, y recuerdan permanentemente que ellos «ya sabían» lo iba a ocurrir. En estos casos, la mejor defensa es no caer en la contra-crítica. Al contraatacar, el manipulador puede desmoralizarse y atacar más o, por el contrario, ignorarlo completamente. Lo más acertado es explorar en profundidad el conflicto con esa persona. Ante la critica, pedir explicaciones, preguntar abiertamente qué es lo que tanto le molesta de uno mismo.

Si usted también manipula: a menudo las relaciones son una batalla de poder. Pregúntese seriamente si plantea sus relaciones en un terreno de igualdad: ¿es compañero, acompañante o esclavo? Dejar de comportarse manipuladoramente requiere madurez, aprender que amar no es exigir sino respetar a la otra persona tal y como es, saber entender, cooperar y compartir.

Si teme a las pérdidas: los manipuladores establecen relaciones en las que arriesgan poco. Normalmente es la otra persona quien soporta el peso del vínculo, en términos afectivos o económicos, y de esta forma tiene menos que perder ante la ruptura de una relación. Si usted es el manipulado, pregúntese si teme al abandono emocional o a que le quiten todo aquello que dio en esa relación. En el primer caso es un problema de aceptación, que es importante resolver; en el segundo, de darse cuenta que eso es el fruto de errores del pasado cuyas consecuencias hay que asumir sin mortificarse.

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